Jugador doce a coste cero

Si el Real Madrid ha tenido un diferencial a lo largo de la temporada con respecto al F.C. Barcelona, por más que José Mourinho no sea demasiado amigo de las rotaciones, sin duda ha sido la profundidad de plantilla.

Durante la primera mitad del año, el luso llegó incluso a recibir tímidas críticas por no hacer gala de un fondo de armario que ya quisiera para sí cualquier otro técnico en el mundo. Apenas en el último tramo de campaña presumió de ello.

Sin embargo, no ha de ir este hecho en su debe, dado que en Porto, Chelsea e Inter demostró ya su fidelidad a un bloque apenas alterado ante lesiones o sanciones hasta el momento de ebullición máximo de la competición.

Raúl Albiol, Álvaro Arbeloa, Lass Diarrà, ‘El Pirata’ Granero, Kakà, Benzemà y Adebayor han sumado una cifra de minutos nada desdeñable para su consideración de suplente, a la que el año próximo se sumará el otomano Hamit Altintop.

Ya cerrado, como los retornos de José Callejón y Parejo y la llegada de Nuri Sahin, el turco de pasaporte alemán aspira a adelantar a los ya citados y convertirse en el jugador número doce, en el primero en la rotación madridista.

Con casi toda probabilidad, Altintop será al Real Madrid lo que ‘El Jefecito’ Mascherano al F.C. Barcelona, con una importante diferencia: Mientras el argentino costó 25M€, él llega a Concha Espina gratis.

Pese a las similitudes con el ex de Liverpool en lo que a rol se refiere, su polivalencia podría más equipararse la del coreano Ji Sun Park, jugador indispensable en los planteamientos del United.

Salido del Schalke 04, en sus cuatro años en el Bayern ha sumado no demasiadas titularidades y no más de aproximadamente treinta partidos por año. Sin embargo, por su profesionalidad y buen hacer, muchos coinciden en que en el conjunto bávaro será echado de menos.

En este sentido, su aportación quizá recuerde a la de Seydou Keita, hombre muy valorado por Pep Guardiola, si bien la posición que el turco ocupa en el campo rara vez coincide con la del malí.

A pesar de que puede aparecer por dentro, acostumbra a aparecer más por el costado diestro, ya sea desde su puesto natural de extremo o desde un lateral derecho gracias al cual formó parte del once ideal de la última Eurocopa.

Jugador fuerte y con llegada, destaca por su precisión en el centro que de cara al gol, aunque sí tiene un potente disparo desde fuera del área. Prueba de ello es el tanto por el cual recibió el Premio Puskas 2010 al mejor gol del año.

Altintop destaca por su sacrificio, regularidad y competitividad, valores importantes teniendo en cuenta su habitual papel de secundario. Su refuerzo favorecerá que, en ausencia de Pepe o Carvalho, Sergio Ramos pase al centro de la zaga.

Ver en la posición de lateral derecho a Álvaro Arbeloa ha sido algo habitual en la temporada terminada. En la venidera, probablemente aparezca más en el izquierdo como sustituto o escudero de Marcelo, más ofensivo.

Por dentro, puede ser el hombre llegador del centro del campo cuando Mourinho se decante por un dibujo en el que la zona ancha esté ocupada por tres hombres, corriendo allí donde no llegue Xabi Alonso y liberando a Nuri Sahin de labores defensivas.

En la habitual 4-2-3-1 madridista, puede tener cabida pegado a la línea de cal por el flanco derecho, aunque la mayor técnica de Cristiano Ronaldo y Di María le relega a la sombra ya vivida con Ribéry y Robben.

Así pues, encaja perfectamente en el entramado táctico expuesto por su futuro técnico, tanto en el esquema habitual como en el alternativo puesto en liza en las postrimerías de la temporada.

No es baladí, fuera de las características del turco de 28 años, que sea el mercado alemán uno de los más seguidos por el Real Madrid desde la llegada de Mourinho la pasada temporada, pues quien de allí procede acostumbra a manejar automatismos propios de su metodología.

La rapidez en las transiciones defensa-ataque es quizá lo que mejor define al futbolista alemán actual, tal y como puede verse en el modelo de juego de la actual selección teutona, quizá la mejor del mundo después de la española.

Esta rapidez es quizá lo que mejor ha manejado el Real Madrid en el primer proyecto de Mou. Prueba de ello son los 102 goles anotados en Liga, 21 en Copa del Rey y 25 en Champions League.

El turco-alemán no destaca especialmente por la rapidez física, pero sí de movimientos. Esto es, sin deshacerse de su par en carrera; Altintop maneja los automatismos necesarios para dar dinamismo a la circulación de balón hacia posiciones ofensivas.

Bate la línea rival por posición, rara vez por aparición. En estático, pocas veces en dinámico. No por ello deja de ser peligroso en en ataque, como hemos comentado. Defensivamente, sufre ante la velocidad, pero es un fajador marcador ante hombres técnicos.

Jugador de equipo, su fichaje tiene muchos más pros que contras, máxime teniendo en cuenta el coste cero del traspaso. Sin ser indiscutible, sí será, a priori, indispensable en el Real Madrid que viene.

Pep, Mourinho y el coaching mental

En un día como el de hoy, en el que José Mourinho ha sido presentado como nuevo técnico del Real Madrid, es inevitable hacer comparaciones con su homólogo culé. Al contrario de lo que ocurre con el luso, al catalán se le achaca un exceso de humildad como conferenciante; si bien, por contra, son alabadas sus técnicas de motivación por medio de la música o sus ya famosos vídeo-montajes. Pero, volviendo a la imagen que se da ante los medios, ¿por qué se agota un discurso, y sin embargo el otro no?

Ambos, Pep y Mou son los maestros de una corriente sobre la que mucho se está hablando en la actualidad, el coaching mental o entrenamientos psicológicos, pese a que lo entienden de maneras opuestas.

El mensaje de Pep parece sobreexplotado porque da la sensación de caer siembre en el aplauso fácil, cuando realmente va mucho más allá. Al contrario de lo que hace el portugués, en las ruedas de prensa se centra primordialmente en el rival y sus virtudes.

Al contrario que el luso, en las ruedas de prensa se centra más en el rival y siempre habla de sus virtudes, con lo cual busca evitar un exceso de confianza que luego dentro del vestuario se completa con mensajes cortos y claros donde son sus debilidades lo que se destacan: Si el rival abusa de patadón, Piqué se cierra más sobre el delantero sobre el que se vuelca el juego; si el balón sale jugado, el hombre rápido de ataque va más sobre el central, Xavi coge posiciones más retrasadas y el pivote defensivo presiona al medio que la toque; si tienen un extremo peligroso, cuidado en las ayudas… Todo para recuperar rápido y desplegar su juego.

El modelo del luso es similar, pero a la vez distinto, tal y como hoy se ha visto. Mientras Pep habla del rival para evitar que su equipo sea el centro de atención, Mourinho llega incluso a focalizar la presión sobre sí mismo, dando más tarde al vestuario un mensaje en clave espartana.

Da imagen de prepotente no porque lo sea, sino porque así es el personaje que crea para que el equipo funcione. Porque sólo comandado por un gran general, puede triunfar un buen ejército. “Todos somos uno, y no tenemos miedo. Defendemos y atacamos como grupo. Como falange”.

En el plano comunicativo, tanto Guardiola como Mourinho dan a la prensa de comer y logran trabajar el aspecto psicológico en la medida que quieren. Exponen una 4-3-3 en la que las presiones y permutas de los unos se dan en función de los defectos del rival y las ayudas y el conjunto de los otros se convierten en una muralla casi inqueblantable.

Aunque todo el mundo destaque el juego combinativo del Barça, ahí radica el éxito de Pep. Como Mou, habla a sus jugadores en clave defensiva, con la diferencia de que la defensa de uno está treinta metros delante de la del otro; lo cual provoca que las transiciones, y por tanto el trato del balón, sean también diferentes, como de hecho son.

De cara a la galería, uno puede parecer humilde y simpático; y el otro dar muestra de prepotencia y chulería. En consecuencia, diferentes, pero a la vez iguales. Como a la hora de mostrar sobre el césped sus credenciales, todo está estudiado.

Nada en el fútbol falta por ser inventado, pero sí queda algo por explotar: El coaching mental. Guardiola y Mourinho exprimen la nueva corriente al máximo. Porque no todo el fútbol está en el verde. Diferentes u opuestos a la hora de jugar y motivar, prepárense, porque algo sí es seguro: con el uno y con el otro, vamos a disfrutar.